martes, 2 de octubre de 2007

Biografías: Salvador Seguí " Noi del Sucre"


Salvador Seguí (1887-1923) nació en el seno de una familia obrera y humilde. Desde niño, trabajó para ganarse el sustento y desarrolló el oficio de pintor.

Muy tempranamente sintió inclinación por las luchas obreras, y ya con 17 años sufrió su primer encarcelamiento por la acción militante desarrollada en la CNT. Participa como redactor en el diario "Solidaridad Obrera", en el que escribe muchos artículos sobre anarquismo y lucha obrera. De su actividad en la CNT hay que destacar su participación en la creación del sindicato único durante el Congreso de Sans, el 1º Julio de 1918, y la capacidad organizativa que demostró durante la huelga de "La Canadiense" a comienzos del año 1919, gracias a la cual fue aprobada en España la jornada de ocho horas. Cabe recordar que jamás cobró de la organización, viviendo siempre de su trabajo como pintor.

Seguí siempre fue defensor de la unidad entre todos los obreros españoles y así lo manifestó en muchas ocasiones, sobre todo cuando se desmarcaba claramente del nacionalismo del partido de Cambó, la Lliga Regionalista, al que acusaba de defender únicamente los intereses de la burguesía catalana. Frente a la guerra, se declaró contrario a posicionarse a favor o en contra de cualquiera de los frentes, afirmando que la única justicia y libertad que él defendía era la de los oprimidos del mundo.

Al irrumpir en Barcelona la época del pistolerismo entre las bandas financiadas por la patronal catalana de Sindicatos Libres y sectores exaltados confederales, condenó el uso del crimen político e hizo todo lo que estuvo en su mano para poner fin a los derramamientos de sangre. A principios de marzo de 1923 sus futuros asesinos le enviaron el siguiente anónimo. “Reunidos los elementos del Sindicato Libre, hemos acordado asesinarte a ti y a Pestaña, entre otros. Esta vez no escaparéis ninguno, aunque tu serás el primero”. Sus verdugos cumplieron la cobarde amenaza. Al atardecer del 10 de marzo de 1923, el Noi del Sucre fue acribillado a balazos en la calle de la Cadena de Barcelona.

El asesinato de Seguí fue deplorado por todos los españoles honrados, sin distinción de partidos ni ideologías.

Su muerte no sólo fue un crimen, sino una tragedia para el futuro de la CNT, y quizá de España. Seguí, reunía todos los elementos ideales para haber puesto fin a los desbordamientos de la violencia y al sectarismo que se fue agudizando en el anarcosindicalismo, y para haber dado al movimiento obrero español la autoridad moral y la eficacia orgánica que tan necesarias eran en aquella encrucijada decisiva de nuestra historia. Un militante diría de él: Se le tenía por un hombre conservador dentro de las agrupaciones de la extrema izquierda. Pero Seguí era el verdadero tipo del revolucionario consciente, sin prisas y sin desmayos; cada día daba un paso hacia delante.