lunes, 8 de septiembre de 2008

Nuestra memoria: Encarceladas por organizar un almuerzo. Isabel Mesa


Les sucedió a unas vecinas de la Barriada del Sarchal, en Ceuta. Estaba claro que el clima de represión y rencillas personales fue tan grande que por el solo hecho de organizar una comida familiar y cantar unas coplillas se pagó con la vida de cinco vecinos de esa popular barriada y sus mujeres encarceladas. El almuerzo se celebró el 6 de junio de 1937, en la barraca nº 46 propiedad de Herminio Vidal, con el fin de oficiar la terminación de unas obras en su barraca, ya que el maestro de obras José Ladrón Ros, no le cobró, y también para celebrar que hacia unos días había salido del hospital. La denuncia fue realizada por un brigada que vivía enfrente, vecino de los inculpados y secretario en los juzgados militares del Paseo Colón. Los acusó de que hacía unos días había fallecido el general franquista Mola en un accidente de aviación y lo estaban celebrando. Tras consultar la documentación del consejo de guerra, se puede apreciar la falsedad de lo expuesto durante la celebración del mismo, donde se falló pena de muerte para todos, menos para el maestro albañil José Ladrón que sufriría cadena perpetua. Todas sus mujeres fueron condenadas a largas penas en la prisión del Sarchal. Otras, tuvieron más suerte y pudieron huir antes de ser detenidas como la joven anarcosindicalista Isabel Mesa, quien vivía en la Barriada del Sarchal, tenia 23 años y era una gran activista. Pertenecía al Sindicato de Oficios Varios de la CNT de Ceuta, sito en la calle Linares. Isabel Mesa participaba en reuniones junto a otras compañeras trabajadoras, poseía el carné número 1 de Mujeres del Gremio de la aguja de Ceuta. En unas memorias, escribió: "En Ceuta teníamos un ateneo libertario donde se enseñaba a leer y a escribir a los obreros; también música, pintura o esperanto, se hacían asambleas, se hablaba de la revolución y de las ideas, lo primero que hicimos en el sindicato fue una biblioteca, los carpinteros hicieron una vitrina y cada persona llevó los libros que pudo. Poníamos bancos de madera porque no teníamos sillas".
Tras la sublevación, pudo huir por la playa del Sarchal, en una traiña, junto a doce compañeros más, llegando a la costa malagueña todavía en poder del Gobierno. Se quedó en Málaga, pensando que la sublevación duraría pocos días, y donde esperó regresar a Ceuta donde estaban sus padres y hermanos. No pudo ser, y tras caer Málaga en manos del ejercito fascista, huye a Valencia.
En esta ciudad, trabajó de enfermera, participó en el congreso de constitución de la Federación Nacional de Mujeres Libres, en septiembre de 1937, llegando a ser Secretaria de la organización. Ella siempre decía: "La mujer siempre ha tenido que luchar mucho, no sólo teníamos que sembrar las ideas sino luchar contra algunos de los que estaban con nosotras sembrando, la mujer y el hombre tienen que ir caminando juntos, buscando la libertad, codo con codo o cogidos de la mano”.
Con la derrota de 1939, Isabel no se resignó a quedarse como clase subalterna, relegada al hogar, como imponía el régimen franquista, sino que siguió en la lucha. Huye hacia el puerto de Alicante, pero al no encontrar embarque, marcha hacia Almería a pie. Regresa a Málaga, donde en el año 1941, crea con otras compañeras un periódico clandestino. Fue detenida y procesada y condenada a dos penas de muerte. Pudo huir, y al sentirse perseguida, tuvo que cambiar su nombre varias veces, siguiendo en la lucha antifranquista con el nombre de Carmen Delgado. Vuelve a Valencia, y junto a otras compañeras, promueve la creación del colectivo de mujeres "Unión de mujeres demócratas", organización clandestina para ayudar a las presas y a su familia y con actividades en contra de la dictadura. Instala un quiosco, junto con Maruja Lara, compañera luchadora e inseparable, y en la trastienda del mismo tenían la prensa anarquista. Isabel se subleva al miedo, compra una máquina de escribir y con ella, de noche, realizaban las octavillas clandestinas del grupo,y para que ningún vecino las descubriera, una niña cantaba, y su voz ocultaba el martilleo de las teclas. Su quiosco, fue almacén de donde salieron juguetes que alegraron las fiestas de muchos hijos de presos. En 1956 es detenida y durante ocho días es torturada en la comisaría de la calle Samaniego de Valencia. Posteriormente, colaboró en la formación de colectivos libertarios. Isabel Mesa, anarcosindicalista, de la CNT, sufrió la represión por amor a la libertad y lealtad a sus ideas, falleció el 25 de febrero de 2002 en Valencia.