domingo, 2 de noviembre de 2008

Anarquismo ilustrado: Nuestros carteles (XIX)


Autor:Vicente E.
Editor: CNT-FAI, Comité Regional. Barcelona, Secretariado de Propaganda.
Año: 1937
En los primeros días de noviembre de 1936, decisivos para la Revolución y la guerra, se pide a Durruti que abandone el frente de Aragón con parte de sus tropas para marchar a Madrid que estaba seriamente amenazada por los fascistas. El dirigente anarcosindicalista inicialmente se negó, ya que tanto él como sus colaboradores veian que lo que se debía de hacer en el plano militar era reforzar el frente aragonés para lanzar una última embestida contra Zaragoza; mucho menos conveniente creia él abandonar sus posiciones en un momento en el que los ataques estalinistas contra las milicias y las colectividades empezaban a tomar fuerza ante la pasividad y la actitud conciliadora de la dirección de su propia organización CNT-FAI en Barcelona y Valencia. Hicieron falta las presiones de su antiguo compañero del grupo 'Nosotros' y dirigente de la CNT García Oliver para convencerle que debía de ir a Madrid. Nadie sospechaba que sería en Madrid donde Buenaventura Durruti prestaría sus últimos servicios a la Revolución.

Es en la heroica defensa de Madrid, en los alrededores de la Ciudad Universitaria, donde el 21 de noviembre de 1936 Buenaventura Durruti recibió un tiro que acabó con su vida. Esa bala segó prematuramente la trayectoria de uno de los pocos dirigentes de la clase obrera que habían entendido plenamenente que la guerra contra el fascismo era también una guerra de clases. Durruti también fue de esos pocos líderes del movimiento obrero que conectó con los deseos de las masas trabajadoras y campesinas de tomar la derrota de los fascistas sublevados en Barcelona como el inicio de la transformación de la sociedad; de ahí el respeto que se le tenía incluso más allá de los circulos anarcosindicalistas. No es de extrañar que casi medio millón de personas acudieran a su funeral en Barcelona en un cortejo donde estaban todas las fuerzas políticas y sindicales de Barcelona.

Las consecuencias más inmediatas de la muerte de Durruti fue la retirada de la mayoría de los milicianos de su columna de la defensa de Madrid para volver al Frente de Aragón. La Columna permaneció en tierras aragonesas hasta que fue militarizada en 1937 y adoptó el nombre de 26ª División. La militarización de la Columna Durruti no fue aceptada sin resistencia.Hubo un gran número de milicianos que abandonaron la 26ª División y marcharon a Barcelona. Muchos fueron detenidos y encarcelados acusados de 'deserción' por quienes ni siquiera habían pisado el frente. Los que quedaron en libertad entraron en contacto con las fuertemente radicalizadas Juventudes Libertarias y mantuvieron una lucha feroz contra el avance de la contrarrevolución. La Columna, ya militarizada, participó en la Batalla del Ebro y continuó en combate hasta que a principios de 1939 fue de las últimos batallones en huir hacia Francia. Una vez en el país vecino muchos de ellos iniciaron un periplo que empezó con el alistamiento forzoso en el Ejército francés, que les llevaría a la guerra en África para reconquistar el Chad. Otros acabaron en Mathausen, de los cuales casi ninguno sobrevivió. Hubo también un grupo que formó parte de la Resistencia Francesa, participaron en la liberación de Tolouse y al acabar entraron de nuevo al estado español y se integraron en los maquis que operaban en Asturias y los Pirineos...pero esa es otra historia.