viernes, 5 de noviembre de 2010

La España que encontrará el Papa

Benedicto XVI se encontrará con la España menos católica de la historia. Los expertos coinciden en que la tendencia es inexorable.

No es exactamente un viaje a tierra infiel, pero la España que visitará Benedicto XVI ya no tiene nada que ver con el bastión católico que fue durante siglos. Todas las encuestas muestran que se ha acelerado la desafección de los ciudadanos hacia el catolicismo y muy particularmente entre los jóvenes. La España que pisará Benedicto XVI es la menos católica de la historia.

Todos los estudios coinciden en el fenómeno de fondo: primero se vaciaron las iglesias, luego empezó a caer lentamente la adhesión sentimental al catolicismo. Y desde hace un lustro la caída entre los jóvenes es tan pronunciada el 50% ya ni se considera católico que algunos expertos auguran que en un plazo de 20 años España puede dejar de tener mayoría católica sin que ocupe su lugar ninguna otra religión. Entre los jóvenes, el descenso en el autoposicionamiento religioso católico es constante y prácticamente lineal. La juventud suspende al Papa y sólo la mitad se considera católica.

Al catolicismo obligatorio del franquismo le sucedió una práctica más relajada, en la que los fieles redujeron mucho su compromiso y se vaciaron las iglesias. Pero el porcentaje de la población que se consideraba católica siguió rozando el 90% hasta principios de la década de 1990.

A partir de ahí, el descenso fue constante. Hasta que a mediados de la década de 2000 se aceleró la desafección, mucho más pronunciada entre los jóvenes. El descreimiento de la juventud española ha sido muy acelerado: entre 1992 y 2010, el porcentaje que se define como católico en este sector de edad ha pasado del 82% al 52%. Una caída de 30 puntos en sólo 18 años. En el mismo periodo, el conjunto de los ciudadanos que se consideran católicos ha pasado del 87% al 73%.