jueves, 2 de junio de 2011

Ratzinger rezará ante la tumba de un criminal de guerra en Zagreb


Cada vez se critica más el discurso del Papa ante el Parlamento alemán previsto para el 22 de septiembre próximo. “¿Cómo se puede permitir que ante el Parlamento alemán hable un hombre que reza ante la tumba de un amigo fascista?”, pregunta la organización alemana crítica con la Iglesia, llamada “Ciudadanos libres a favor de los valores democráticos”.

El motivo para ello es el próximo viaje del Papa Joseph Ratzinger a Croacia el 4 y 5 de junio. El domingo por la tarde, a las 17 horas, Ratzinger quiere rezar en Zagreb ante la tumba del cardenal Alojzije Stepinać (1898-1960). “A pesar de que Stepinać estuvo enormemente involucrado en las atrocidades cometidas por las milicias católico-fascistas Ustascha durante la guerra”, dicen los “Ciudadanos libres”.

Aquí los hechos: Stepinać fue como arzobispo de Zagreb no sólo entre 1941 y 1943 el hombre de Iglesia más importante de un régimen católico-fascista con el apoyo de Hitler. Desde enero de 1942 él también fue el vicario militar oficial de las milicias Ustascha, que en aquel entonces ya habían convertido forzosamente o asesinado a cientos de miles de serbios ortodoxos, en muchos casos ambas cosas una tras la otra. Los serbios fueron asesinados, pasados a cuchillo, golpeados, decapitados, ahogados, cuarteados, ahorcados, enterrados vivos, quemados vivos, crucificados o torturados hasta su muerte. La bestial crueldad que se mostró allí horrorizó incluso a los militares de los fascistas italianos y a los nacionalsocialistas alemanes allí estacionados. Sin embargo, al primado croata Stepinać esto no le impidió colaborar abiertamente durante todo el tiempo con el régimen fascista, así como celebrar los cumpleaños del jefe fascista y asesino múltiple Ante Pavelić en todas las iglesias del país con misas y tedeums. Stepinać no protestó nunca públicamente contra aquellas carnicerías en masa, que se pueden igualar a un genocidio; ninguno de los asesinos fue jamás excomulgado. Cómo podría haber sido de otra manera, si entre ellos se contaban numerosos monjes franciscanos, como p. ej. Miroslav Filipović-Majstorović, quien durante un tiempo dirigió el tristemente célebre campo de concentración de Jasenovac, en el que fueron asesinados unos 100.000 serbios y judíos. Stepinać agradeció en el año 1943 expresamente a los franciscanos por sus “méritos” al “convertir” de los ortodoxos. Las iglesias católicas y los monasterios servían de arsenales y centrales de mando; Stepinać y otros diez religiosos se hicieron elegir en el parlamento fascista. También el Papa Pio XII no sólo calló ante estos crímenes sino que acogió con simpatía una y otra vez en audiencia al líder Pavelić y a sus generales, llamó al jefe fascista un “católico practicante” y lo despidió después “con los mejores deseos para su trabajo futuro”. Pavelić huyó después de la guerra por el “camino de las ratas”, que había organizado el Vaticano, y murió en 1959 en el Madrid franquista con la bendición del Papa.

Así como su antecesor, el Papa Joseph Ratzinger por lo visto durante su visita a Croacia tampoco tiene la intención de ocuparse de un pasado tan terrible. Por el contrario: él rezará ante la tumba de uno de los “autores de los crímenes”, según manifiestan los “Ciudadanos libres”. “El Parlamento alemán, que a pesar de ello lo quiere invitar a que diga un discurso, está por lo tanto en unión con fuerzas que bendicen las atrocidades cometidas en la guerra – así como el Vaticano, bajo la dirección de Ratzinger hasta el día de hoy encubre los crímenes sexuales cometidos contra menores. Alemania debería avergonzarse de poner en juego de modo tan descuidado su buena reputación, conseguida después de la guerra como nación democrática contando con una constitución ejemplar”.