jueves, 31 de julio de 2014

La empresa Istobal emplea a presos con sueldos bajos tras ejecutar un ERE en 2013



Canallesco: El patrón cacique de Istobal va camino de conseguir lo que el Gobierno les ha puesto en bandeja, tener esclavos en su línea de producción. Reclusos trabajando... seguro que tienen un convenio colectivo estupendo, y todos sus derechos garantizados, y los trabajadores que despidieron, en la calle sin un euro para llevarse el pan a la boca... El caso de Istobal no es único. En las cárceles Ocaña I y II, en Toledo, cada día entre 50 y 60 trabajadores de la empresa Merak (una multinacional alemana con factoría en Getafe) acuden a trabajar junto con unos 250 presos para ensamblar aparatos de aire acondicionado para trenes. Van a trabajar en calidad de supuestos “monitores”, cuando la realidad es que se ha comprobado que trabajan como cualquier otro interno. Se trata de una empresa que desde 2009 ha despedido en España a un total de 73 de sus 450 trabajadores.

El centro penitenciario de Picassent proporciona mano de obra barata y sin posibilidad de protestar. 14 presos trabajan para Istobal, una empresa que el año pasado ejecutó un ERE y en 2011 ya despidió a 53 empleados.

Los 14 internos que trabajan para la multinacional de piezas para autolavado de vehículos forman parte del módulo 9 de la Unidad de Cumplimiento de la prisión de Picassent. Trabajan de lunes a viernes de 9 a 13.30 horas y algún que otro sábado, a tres euros la hora. Realizan el montaje de complementos de la empresa: alfombrillas, aspiradores o pequeñas máquinas. Cobran entre 300 y 350 euros al mes. La empresa se ahorra el pago de luz, agua, teléfono e incluso parte de las cuotas de la Seguridad Social, que corren a cuenta de la administración. Y todo ello gracias al convenio establecido con la Entidad Estatal de Derecho Público, dependiente de Instituciones Penitenciarias,

Rafael Tomás Alfaro, director general de Istobal, reconoce que se inició la línea en 2012 “por una combinación de motivos: para conseguir flexibilidad y porque se trataba de una línea de producción que no era rentable. Teníamos que volver a ser competitivos y con esta medida lo conseguimos”. Pero desmiente el salario que se les aporta: “Es más del doble de los tres euros”. “Entiendo las críticas, pero si no lo hubiéramos hecho así hubiéramos cerrado esa línea, lo que se traduce en una pérdida mayor de puestos de trabajo. Era trasladarla a otro país, como Portugal o Turquía, cerrarla o ir a Picassent”.

Istobal, ubicada en L’Alcúdia, fue creada en 1950 como una empresa familiar. Se dedica a fabricar maquinaria y piezas, y exporta a más de 62 países. El grupo cuenta hoy con una plantilla cercana a 700 trabajadores (200, en sus instalaciones de Francia, Brasil y Estados Unidos) y el pasado año facturó 78 millones de euros.

Sin embargo, la empresa despidió en 2011 a 53 trabajadores y el pasado año anunció un expediente de regulación de empleo (ERE)de 42 trabajadores que provocó huelgas y manifestaciones. Finalmente, afectó a 27 trabajadores. “Aunque la mayoría sigue trabajando para nosotros, ya que se dio opción a prejubilaciones y recolaciones en empresas de nuestros proveedores”, minimiza Alfaro.

No es la única empresa que utiliza el convenio con prisiones, que inserta el trabajo para entidades privadas en la política de reinserción social y prepara a los internos para su acceso al mercado laboral. En la misma prisión de Picassent, la valenciana Industrias Ochoa de Riba-roja tiene contratados 150 internos de otro módulo para producir abrazaderas destinadas a la multinacional Hilti. Pero Istobal es la única empresa colaboradora con Picassent que ha presentado dos expedientes de regulación de empleo.

Este programa de reinserción se ha convertido en algunos casos en un negocio lucrativo. En la última memoria de Instituciones Penitenciarias, de 2012, se obtuvieron unos beneficios a nivel nacional, de cinco millones de euros (con ventas de 162 millones) gracias a la actividad productiva de los internos de todas las prisiones: un total de 12.217 presos, de los cuales 3.119 producían para empresas privadas.

Trabajar con reclusos ahorra costes y de ello se benefician empresas que han acometido despidos recientes. La reforma laboral se ha aprovechado por quienes hacen negocio a costa de los trabajadores. Ejecutar un ERE tendría que ser un perjuicio a la hora de dar adjudicaciones a empresas que quieren trabajar con prisiones, pero esto no es así...

El gerente de Istobal se defiende: “Todo lo que sea poner trabas al crecimiento de las empresas es malo. Todo lo que complique la gestión es malo para la industria y para los trabajadores. En nuestro caso hubiéramos cerrado la línea”. Vaya tela.