miércoles, 11 de octubre de 2017

L@s anarquistas no somos independentistas ...entre otras cosas


¿Independencia?... ¿Independencia del gobierno de Madrid para crear un gobierno, gallego, andaluz, vasco... o como lo que ocupa en estos días ¿catalán? Una cuestión ineludible parece ser el decir si hoy y aquí decimos sí a cualquier tipo de independencia y luego ya veremos.
 
Este posicionamiento es compresible desde un punto de vista nacionalista, pero no trae ninguna mejora desde el punto de vista anarquista, pues basa sus objetivos en las naciones. La independencia nacional no trae consigo la independencia del individu@, ya que dentro de toda nación hay una clase explotadora y otra explotada.

Pero, en primer lugar, habría que empezar definiendo qué es "independencia". ¿Independencia de qué? ¿Independencia del gobierno de Madrid para crear un gobierno
catalán? Esto no es lo que queremos l@s anarquistas. Hoy en día todas las fuerzas que defienden y propugnan la "independencia" en el territorio español, sea Cataluña, sea Euzkadi...sea donde sea, entienden esta como la creación de las instituciones políticas, legislativas, judiciales, policiales, financieras etc. PROP1AS o CATALANAS. Es decir, seguiría habiendo una clase empresarial catalana que explotaría a l@s trabajador@s, una policía catalana que reprimiría las protestas, un parlamento, un gobierno, un nuevo carné de identidad catalán y una reproducción de todas las estructuras para ejercer el control sobre la población.

L@s anarquistas solo podríamos decir sí a la independencia si esta trajera consigo un cambio estructural en las formas de organización productivas económicas, políticas y sociales (desaparición del Estado, del gobierno, del empresariado, disolución de los cuerpos policiales, potenciación de la asamblea como órgano de decisión, cambio de la democracia parlamentaria por la democracia directa...). Aún en este caso (dándose las circunstancias anteriormente expuestas) debemos plantear esta independencia en función de las clases o de las personas que las componen, nunca en función de las naciones.

¿De qué nos sirve luchar por un país que ni existe gracias a las fronteras y construir un país cuya condición de existencia sea precisamente otra frontera? Más ético que crear nuevas fronteras parece destruir las ya existentes.