viernes, 15 de diciembre de 2017

Fabero, diciembre de 1933, un día de furia libertaria, por Luismi García




“Aislado en una olla de montes literales y metafóricos, el Bierzo (León-Asturias) y sus levantamientos libertarios no han pasado a la historia ni siquiera con minúsculas. Perdida la guerra al mismo día siguiente de empezar, la brutal purga ejecutada por los franquistas silenció el recuerdo de sus ‘revoltosos dinamiteros’. Aún hoy se observa el horror grabado en las caras de los viejos del lugar cuando se les pregunta por los hechos o se programa una exhumación de las docenas de cunetas que nutren de sangre inocente este terruño.”

Proclamada la II República la menestral masa proletaria berciana no sintió los ‘balsámicos efectos’ prometidos por los políticos republicanos, la falta de respuesta gubernamental a las necesidades del pueblo llano unida al hartazgo y hambre seculares y las medidas antisindicalistas preparadas por Azaña y Anguera del Sojo, encaminaron a la CNT regional en la vía insurreccional; el ejercicio de la Gimnasia revolucionaria tan en boga en el Noreste peninsular.

De 1931 a 1933 el crecimiento sindical despegó en León de forma espectacular: se constituyeron Sindicatos de Oficios Varios en Veguellina, Cistierna, Cacabelos, Milla del Río, etc… (1), aunque el que se convirtió en hegemónico fue el de la minería dado el inmenso número de mano de obra empleado en las minas de la montaña berciana.

El Sindicato Unico Minero (SUM) superaba los 3.000 militantes en 1932, en zonas como Fabero la afiliación era del 100% de los mineros, allí tenían su sede, un Ateneo -donde se disponía y prestaban libros y prensa libertaria- y una cooperativa obrera. (2) 

El 28 de febrero del ’32 Federica Montseny dio apoyo con un mitin en el cine Azul y la importante presencia nacional de un leonés como Durruti estimulaba a una población esclavizada y humillada por la caciquil burguesía local (3), a medida que el gobierno republicano perdía peso específico, las fuerzas revolucionarias -piénsese que una alianza de CNT y UGT estaba muy próxima- perdieron el miedo a la autoridad y mostraron a las claras su posición irreductible, seguramente en parte influidos por la prensa anarquista que siempre hablaba de la ebullición catalana y su arrollador y continuo embite antiestatista.

En agosto la huelga en León de todas las secciones de la construcción (y otros sindicatos en solidaridad) aumentaron la represión gubernamental propiciando nuevos pustchs cenetistas como respuesta. La patronal usó su famoso Lock Out y el uso de esquiroles, el obrerismo leonés tenía fama de sumiso, pero tras el paso de Pestaña por la provincia y su agria discusión con Eleuterio Quintanilla (de gran influencia en la provincia y quien criticó el ‘treintismo‘ y consolidó la desvinculación del “desviacionismo” de esta regional) las posturas se habían radicalizado mucho, las tesis reformistas fueron unánimemente rechazadas: en las elecciones del ’33 la posición antiparlamentarista quedó patente con un 36% de abstención (4).

Con el posterior triunfo de las derechas el nuevo gobernador civil, Salvador Echevarría, decretó ‘estado de prevención’ ante el temor de nuevos intentos de insurrección anarcosindicalista, a pesar de ello se inició la huelga más fuerte que hubo en la provincia: el día 11 pararon los sectores de la construcción, fábricas y tipógrafos (5). Tras varios sabotajes -un par de iglesias incendiadas y varios petardos incruentos- la policía detuvo a los principales dirigentes de la CNT-FAI a quienes se les incautó un pequeño arsenal.

Pero la decisión de la huelga general estaba firmemente tomada, cumpliendo las consignas del comité central el estallido revolucionario se extendió por la provincia con especial incidencia en el Valle de Laciana donde el SUM era amo absoluto de los medios de producción; el día 10 fueron tiroteados y heridos dos guardia civiles en Veguellina y se cortaron las líneas telefónicas, el 12 se repitieron los altercados con varios detenidos más; en Cistierna explotaron varios cartuchos provocando desperfectos en los tendidos eléctricos, en Olleros se izó una bandera revolucionaria en la torre de la iglesia y en Valderas se decretó el comunismo libertario “siguiendo paso a paso las doctrinas de Isaac Puente” (6) con la consiguiente quema de archivos judiciales, catastrales, la iglesia y el cuartelillo de la benemérita.

Pero fue en Fabero donde la épica se hizo historia; una vez quemados los documentos del juzgado y del ayuntamiento, hacia las 7:30 se recorrieron las casas en busca de armas y sobre las 10 comenzaron eufóricamente su pustch bajando por la carretera en varios camiones, tomando Sésamo y luego Vega de Espinareda donde, tras un breve tiroteo con las fuerzas del orden, la dinamita minera se impuso y el cuartel fue reducido a cenizas, al mediodía el pueblo estaba tomado, allí se dejó encargado a un comisario del pueblo con un grupo de hombres, la comitiva revolucionaria partió hacia Arganza, se incendió el ayuntamiento, el archivo y se asaltaron las casas del párroco y de un tendero donde se recogieron más armas. 


“Llegados a este punto los datos se confunden con la fábula y el mito, lo que es verídico y comprobable es que llegaron a Cacabelos hacia las 6 de la tarde y al amparo de la oscuridad, tras volar las torres eléctricas e incomunicar por teléfono a la autoridad, se vieron sorprendidos por una guardia civil bien pertrechada y preparada para recibirles.”

Se cuenta que un minero expulsado del sindicato por un desfalco económico fue el delator ante la guardia civil… pero no hay nada probado ni documentado. Lo cierto es que de Burgos partieron tropas el día antes, en Astorga se les unió una compañía de ametralladoras y del aeródromo de La Virgen del Camino se dispuso la salida de dos aeroplanos de apoyo. Claramente querían aplastar la rebelión mediante el desmoralizamiento con una demostración de fuerza antes de tener otro suceso como Casas Viejas que hubiese enterrado definitivamente a la República.

Cacabelos, un pueblo de poco más de un millar de habitantes, asistió atónito a tres horas de fuertes tiroteos que dejaron a dos guardias heridos y cuatro civiles muertos. A las 9 se trató de asaltar el banco del potentado local Garber pero la llegada del regimiento de Burgos y los refuerzos de guardias civiles frenaron la revuelta. (7)

Al día siguiente se dieron cita en el pueblo 9 autobuses del 36° regimiento y la fusilería, esta tropa ocupó la villa frenando y forzando la dispersión de los mineros; el martes 12 en su retirada éstos quemaron el ayto. de Candín y se refugiaron en las montañas del noreste berciano. Muchos pasaron a Asturias donde participarían un año después en su revuelta.

Mientras tanto el gobierno recuperaba los núcleos revolucionarios y la situación retornaba a la ‘normalidad republicana’ excepto allí, en los pueblos de los montes donde se habían refugiado los mineros y la nieve impedía la llegada de contingentes.
La represión posterior fue masiva: las cárceles locales quedaron atestadas, tras numerosas detenciones y torturas fueron enviados a León una veintena de acusados ya que en la comarca no quedaba sitio.

El juicio de ‘los hechos de Fabero‘ tuvo lugar en 1934 con 48 procesados cuya defensa acogieron los afamados abogados Eduardo Barriobero y Herranz y Carlos Álvarez Cadórniga. 14 acusados consiguieron la libertad y para el resto se solicitaron 23 años y un día por delito de sedición -la reciente amnistía de 1934 les libró de la acusación de posesión ilícita de armas.

Además de las detenciones y juicios el Estado se cebó con muchos otros cenetistas que fueron perseguidos, sus publicaciones requisadas y centros clausurados, la típica respuesta de una ‘república del orden burgués’, la misma que se repetiría sangrientamente tras la fallida revolución de octubre del año siguiente, respuesta que se quedó en el limbo frente al levantamiento fascista del 19 julio de 1936.

A la memoria de Gabriel Lozano. (1929-2016)

“El día once de diciembre
en el pueblo de Fabero
se proclamó la anarquía
con muchísimo salero.

Estaba la ceneté
llena de hombres conscientes,
todos de muy buena fe
con las ‘Star’ ya calientes”

Cantar popular de Laciana. (8)


Fabero, diciembre de 1933, un día de furia libertaria.
Autor: LuisMi García
Estudioso del anarcosindicalismo y los movimientos obreros y sociales de la España del S. XX Artículo extraído de: Ser Histórico. Portal de Historia

NOTAS Y BIBLIOGRAFÍA 

1- Álvarez Oblanca, W. La guerra civil en León. Edilesa 1989 y López Costero, F. La sociedad obrera de oficios varios “Nueva Patria”, de Cacabelos. Filandón 2013
2- Sen Rodríguez, L. La minería leonesa durante la segunda república. Eds. Leonesas 1988
3- Conversación con Javier Canóniga (Fabero)
4- Ruiz, D. Insurrección defensiva y revolución obrera. Labor 1988
5- Sen Rodríguez, L. Op. Cit.
6- Conversación con Luis Tejerina (Valderas)
7- VvAa El anarquismo leonés. Santiago García editor 1999
8- Conversación con Gabriel Lozano (Matarrosa del Sil)